DENGUE EN LA REGIÓN

Transferencia de procedimientos de control y prevención del dengue en Entre Ríos

El panorama regional del dengue este pasado verano 2019-2020 se tornó crítico, una vez más. Decimos una vez más porque en Argentina las epidemias de esta enfermedad (causada por un virus) más grandes nunca vistas sucedieron en 2009 y en 2016.


Foto: Ilustrativa.

Por Nora Burroni y Malena Maroli

El panorama regional del dengue este pasado verano 2019-2020 se tornó crítico, una vez más. Decimos una vez más porque en Argentina las epidemias de esta enfermedad (causada por un virus) más grandes nunca vistas sucedieron en 2009 y en 2016 (de mayor intensidad que la anterior, donde también circularon los virus chikungunya, Zika y Mayaro). Entre enero de 2020 y fines de mayo, se notificaron más de 1.6 millones de casos de dengue en las Américas. El Cono Sur tuvo la tasa de incidencia acumulada más alta de todo el subcontinente americano, con 412,8 casos por 100.000 habitantes. La más alta proporción de casos de dengue en la región se observó en Brasil con más de un millón de casos (65%), Paraguay con 218.798 casos (14%), el Estado Plurinacional de Bolivia con 82.460 casos (5%) y Argentina con 79.775 casos (5%); sólo seguidos por Colombia con 54,192 casos (3%). La provincia de Entre Ríos no fue ajena al panorama epidemiológico argentino, dado que en el período 2019-2020 se produjeron 1338 casos de dengue según el Departamento de Vigilancia de la Dirección de Epidemiología del Ministerio de Salud de la Nación.

El dengue es una enfermedad transmitida por el mosquito Aedes aegypti, cuyos síntomas aparecen, aproximadamente, entre 4 y 10 días después de la picadura de un mosquito que se encuentra infectado con el virus del dengue. Estos son: fiebre alta, mareos, vómitos, dolor de cabeza, dolor detrás de los ojos, y fuerte dolor en articulaciones y huesos. Son síntomas febriles pero sin mocos. Ante la aparición de cualquiera de estos síntomas es sumamente importante no automedicarse y acudir lo más rápido posible a un centro de salud, para recibir un cuidado adecuado.

Los casos importados de dengue son los que se producen en personas que viajaron recientemente a países con brotes de esta enfermedad, como Brasil, Bolivia, Paraguay o países tropicales, donde el dengue es endémico (ocurren epidemias todos los años). En cambio, los casos autóctonos se producen en personas que fueron picadas por este mosquito, que previamente picó a una persona enferma de dengue, sin que ésta se haya movido de la localidad en cuestión. Desde que el mosquito pica a una persona con dengue hasta que es capaz de transmitir el virus pueden pasar entre 8 y 12 días. En la actualidad no existe una vacuna ampliamente aceptada (por dificultades que presentan las variaciones de este virus) ni tratamiento específico para esta enfermedad (menos aún para Zika, chikungunya y Mayaro, también transmitidos por Ae. aegypti). La única vacuna disponible actualmente es para inmunización contra el virus de la fiebre amarilla, pero ésta no se aplica a niños pequeños, personas mayores o inmunodeprimidas.

Ae. aegypti es una especie de mosquito cosmopolita tropical y subtropical que se distribuye aproximadamente entre los 35° de latitud norte y los 35° de latitud sur, si bien existe evidencia de que su distribución geográfica está aumentando. En zonas cercanas a los límites de su distribución, durante los meses fríos no se encuentran los mosquitos en su forma adulta. Los criaderos más frecuentes que se encuentran en las viviendas son las cubiertas de autos, vasijas, latas, floreros, toneles, estructuras de las viviendas que puedan acumular agua, depósitos de agua para uso doméstico y casi cualquier objeto que pueda retener agua. Esto es así porque las hembras adhieren sus huevos en la superficie interna de los recipientes artificiales.

En estos receptáculos se desarrollan los inmaduros hasta la emergencia del mosquito adulto. Por lo tanto, la descacharrización, lavado y guardado de elementos que puedan acumular agua son acciones que resultan muy adecuadas llevarlas a cabo exhaustivamente en invierno, en donde Ae. aegypti sólo está presente en forma de huevo. Además, en las inmediaciones de nuestros hogares, las plantas ofrecen a este insecto alimentación (jugos azucarados) y refugio (del viento, lluvia y predadores).

Ae. aegypti es una especie que sufrió un proceso evolutivo de domiciliación, es decir, una adaptación a explotar los recursos de las viviendas humanas en hábitat urbanos y periurbanos. En África, de donde es originaria esta especie, los criaderos fueron (y aún hay zonas donde lo son), sitios en áreas silvestres (como axilas de hojas y huecos en árboles, es decir receptáculos naturales). Además, es una especie altamente antropofílica, ya que las hembras utilizan preferentemente a los seres humanos como como fuente de ingesta sanguínea. Otra característica biológica que incrementa su capacidad vectorial (capacidad de transmitir eficientemente los virus) es su hábito de hacer múltiples ingestas sanguíneas (distintas picaduras, en general a diferentes personas), hasta llenarse bien. La sangre ingerida (que es altamente probable que sea proveniente de diferentes personas) la necesita para elaborar sus huevos. Este comportamiento resulta riesgoso porque aumenta la circulación de virus entre las personas.